lunes, 23 de julio de 2012

Otra semana más de verano.

   Las semanas de verano pasan muy rápidas, es como cuando comes pipas, no puedes parar. Pues estas semanas de verano son iguales. Vuelan. No quiero que el verano pase, quiero que se mantenga. Es bonito ver gente por las calles, con camisetas y pantalones de colores, flores en los árboles, heladerías y cafeterías con gente.... Mola. Es triste ver un paisaje sin sol, sin flores, sin gente, con paraguas, con ropa de color apagado... No me gusta mucho el invierno.
  
   Es una bonita sensación levantarte un día y que esté nublado, siempre y cuando alguien te acompañe a ver una peli, a tocar, a cantar... y que te preste una manta para taparte. Si estás sola es triste. Sin embargo, el verano es alegre. Es divertido. Es... bonito. Las playas se llenan de gente de otros lugares, las piscinas están llenas, todo el mundo se anima y hace más deporte. Todo es más alegre.

   Me encantan las tardes que paso con la gente a la que quiero y que, durante el resto del año casi no las veo. Es bonito volver a juntarnos y que parezca que el tiempo no ha pasado. El verano para mí es esto: felicidad en estado puro, quitando esas tardes o días tontos que todos y todas hemos tenido alguna vez. Es verdad, disfruto como una enana. Ya lo he dicho muchas veces, y lo seguiré diciendo, hay que aprender a vivir, a reirse de unx mismx, a ser feliz y hacer feliz. Y yo, creo que no hay época más bonita que el verano para ello. Así que, si en algún momento de mi vida deja de gustarme todo esto, podré decir que la felicidad cada vez se aleja más de mí. Gracias a lo que sea, hoy día, me encanta el verano, las sonrisas, los abrazos y las personas.


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