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 Si ahora no le vendo mi alma, o lo que queda, al diablo es porque espero para dártela a ti toda enera... Toda entera entera entera. Toda entera.

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  Y si no se abre el telón y todo se apaga, sería absurdo, como llegar a un hotel con puertas cerradas ni bienvenida. Nada, nada, seré capaz de poderte avisar como el ruido sin aire...

 

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   Esa puñetera manía de intentar ser positiva.

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   Lo digo muchas veces... "si al final las noches son felices, el día se hace bonito..."

Aunque haya sido un día de los que tienes mucho que hacer y no haces nada, de los que te apetecía salir y no sales, de los que querías ver mundo y no has visto. De los que casi no te has movido.

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  Pues ya ves, otro domingo más que pasa del año. El último domingo de este octubre de dosmildoce. Relojes de todo tipo con una hora menos, la luz del sol que nos abandona antes, dice que está cansada de trabajar. La luna nos dice 'hola' pronto porque sabe que la queremos, que nos deja atontados y la miramos fijamente esperando a que nos enseñe y nos diga lo que queremos saber.

  Todo es distinto cuando anochece antes... Las luces de los parques encendidas a las seis de la tarde, farolas de todos lados funcionando. El frío que llega al mismo tiempo que la oscuridad...

  Mis manos ya están congeladas, mis pies bien tapaditos, y las mantas sacadas. Ojalá tuviera leña para encenderla y pensar en tantas cosas, con su tenue luz, con su olor, son su calor....
 

  Ese frío es el que muchas veces... El frío es muchas veces el que te hace pensar.... Ese frío que loúnico que hace es buscar un abrazo, su abrazo.

 

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   Coger a mi seis cuerdas a estas horas debería estar prohibido. Toco canciones que me generan muchos (demasiados) sentimientos.Y mañana es jueves, no domingo.
   Es verdad que me hace sentir bien, pero también me hace acordarme de cosas y entristecerme de alegría. Yo me entiendo.
  Recuerdos de este verano habitan en mi mente, y creo que no estoy centrada. No puedo centrarme. En estos momentos todo me parece un poquito irreal. Nunca hubiese imaginado nada.
Y sin más, estando feliz otra noche más, me voy a dormir pensando en tantas y tantas cosas...

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Dejarse llevar suena demasiado bien.

 

Épocas e imperfecciones.

  Todos pasamos por épocas en la vida. Unas mejores que otras, quizá haya alguna por ahí que queremos olvidar. Pero eso sería caer en error, debemos guardarlo en un cajón, para que cuando algo empiece a ir mal volver a mirarlo y rectificar. Eso es de humanos; el ser imperfecto.

  A mí me gustan las imperfecciones, porque así, nos mostramos tal y como somos: no con barreras y cortinas que tapan la bellísima persona imperfecta que somos. Y no, no hablo de mí. Ni de ti. Hablo de todos. Todos tenemos derecho a equivocarnos, porque somos personas, pero también tenemos el poder en nuestras manos de no volver a caer en error. Está en tu mano.

  Todos hemos tenido errores, más o menos gordos, pero estoy segura que poniendo más de nuestra parte esos errores pueden convertirse cada vez en algo más pequeño.

  Me gusta pensar en la imperfección, no me gusta lo perfecto. Las imperfecciones te marcan, eres así. Y así me gusta.

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 Cada vez me dan más ganas de mandarlo todo a la mierda.

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   Empezar algo nuevo y que cueste demasiado. A pesar de ello, lo intento, no desisto, no vale la pena rendirse tan fácilmente.
Y a pesar de que lo que me apetece en estos momentos es estar fuera, contigo, en algún lugar, estoy aquí siendo 'fuerte'.
No vale la pena rendirse al mes de empezar esta carrera, no vale la pena, hay que luchar. Luchar por lo que quieres, aunque cueste demasiado.