miércoles, 25 de julio de 2012

Altas dosis de ficción.

   Vivir en un lugar donde puedas hacer lo que te venga en gana a todas horas. Que nada de lo que tú hagas o dejes de hacer se ponga en boca de la gente si es para criticar, porque esa palabra junto a elegir, no existirán. Hacer chas! y que desaparezca aquello que no es bueno (aunque la palabra bueno es tan relativa en este mundo como todo).

  Poder volver a hacer chas! y viajar por el mundo. Visitar todo aquello que quieras. Ir a Madrid a desvivirte, a empezar de cero. A disfrutar de una vida de color. A aprender. Tocar las nubes, a pesar del miedo que te dé, mirar hacia abajo y no tener vértigo. Viajar al campo cuando quieras para disfrutar de un día familiar, tan bonitos como antes eran... Volver hacia atrás en el tiempo y recordar los buenos momentos. Borrar aquellos que tanto daño te han hecho. Mirar a la luz del sol y no quedarte ciega. Mirar hacia el cielo una noche estrellada, abrir la boca y comerte esas preciosas estrellas con sabor a lo que tú quieras. Que lluevan rosquillas, como en Los Simpsons.Que la lluvia ácida sea el picante de la vida. Que el smog fotoquímico y sulfuroso se formen gracias al vapor que se forma del olor de las tiendas de dulces, cines y su colonia. Que los aviones en realidad son pájaros enormes y muy amables, por cierto, que están encantados de ayudarnos y darnos paseos por el cielo (ya que tú misma con un chas! puedes viajar, ellos te pasean).


  Todas las personas que vivimos en este mundo real, tenemos un mundo interno, apto sólo para nosotros. Gran ventaja. Ahí juegas tú, tú creas, tú inventas, tú piensas, tú y sólo tú.Y lo más bonito de todo es que no haces daño a nadie. Eso sí, no te confundas nunca, siempre debe haber una barrera entre lo real y lo irreal... Si no, pueden llegar a mezclarse, puedes llegar a verlo borroso, hasta el punto de no saber diferenciar en qué mundo vives.





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